domingo, 15 de mayo de 2022

NACIMIENTO DE LA CLINICA

 

EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA

1 Libro Autor Michel Foucault

Editor Siglo XXI

SEGUNDA EDICIÓN 2012

 

LIBRO POR ENCARGO

UNA ARQUEOLOGÍA DE LA MIRADA MÉDICA

En una edición revisada y corregida, la editorial publica El nacimiento de la clínica, un ensayo revelador acerca de la observación y los métodos de la medicina y el quiebre que se produjo hacia fines del siglo XVIII cuando, en la práctica clínica, la mirada médica se tornó criterio de verdad y racionalidad

Esta vigilancia empírica, surgida con la Ilustración, se convirtió según señaló Foucault, en el nuevo principio que rige la relación con el paciente y que se presenta como garantía de exhaustividad y precisión

Hasta entonces, el saber médico hablaba un lenguaje sin apoyo perceptivo y sus métodos y discurso se relacionaban mucho con el mito, las creencias y la imaginación

El libro: EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA: aborda además dos temas centrales en la conformación de la clínica como ciencia: la reorganización del ámbito hospitalario y la adquisición, por parte del enfermo, de un estatuto propio en la sociedad

Así, esta obra escrita en Francia en 1963, constituye un valioso esfuerzo por dilucidar no sólo el surgimiento de la medicina como ciencia, sino también el de una nueva experiencia de la enfermedad

Magnifica reflexión del controvertido e imprescindible tremendamente polémico y que, -si- tenía ideas muy enraizadas, como la pedofilia al firmar una petición al parlamento francés extremadamente fuerte, que en resumidas cuentas sería como la despenalización de esta actividad a partir de cierta edad

Anoto una aseveración que presenta casi al final de sus días; a pregunta, y quien responde: …más bien deseaba que sus libros: -fueran una especie de caja de herramientas donde otros pueden rebuscar para encontrar una herramienta que puedan utilizar como quieran en su propia área…,- y quien dijo más:-no escribo para un auditorio, escribo para usuarios, no lectores-

¿Qué veía un médico, a mediados del siglo XVIII, cuando observaba

la presencia de la enfermedad en el cuerpo del paciente?

Sin duda, sus métodos y su discurso aún le debían

mucho al mito, a las creencias y a la imaginación

A fines de ese siglo, sin embargo, la medicina experimentó un cambio radical: la fuente de la verdad médica pasa a ser el ojo atento, la percepción cuidadosa que registra manchas, irregularidades, durezas, color, adherencias

Esta vigilancia empírica, que nace con la Ilustración, se convierte en el nuevo principio que rige la relación con el paciente y que se presenta como garantía de exhaustividad y precisión

El nacimiento de la clínica, publicada en Francia en 1963, es un ensayo revelador acerca de la observación médica y sus métodos durante un breve pero fecundo período en el cual, en la práctica clínica, la mirada se tornó criterio de verdad y racionalidad

Hasta ese momento, el saber médico hablaba un lenguaje sin apoyo perceptivo. "El nuevo espíritu -explica Michel Foucault- no es otra cosa que una reorganización sintáctica de la enfermedad, en la cual los límites de lo visible y de lo invisible siguen un nuevo trazo”

La enfermedad y aun la muerte, antes opacas, se ofrecen ahora a la claridad de la mirada

El libro: EL NACIMIENTO DE LA CLINICA; aborda además dos temas centrales en la conformación de la clínica como ciencia: la reorganización del ámbito hospitalario y la adquisición, por parte del enfermo, de un estatuto propio en la sociedad

Constituye así un valioso esfuerzo por dilucidar no sólo el surgimiento de la medicina como ciencia, sino también el de una nueva experiencia de la enfermedad

Puntualiza en la página 8: “Esta reorganización formal y de profundidad, más que el abandono de las teoría y de los viejos sistemas, es la que ha abierto la posibilidad de una experiencia clínica; ha retirado el viejo entredicho aristotélico. Se podrá al fin hacer sobre el individuo un discurso de estructura científica”

Señala el autor que: “La medicina como ciencia clínica apareció bajo condiciones que definen, con su posibilidad histórica, el dominio de su experiencia y la estructura de su racionalidad” y añade: “Éstas forman su a priori concreto que es ahora posible sacar a la luz, quizá porque está por nacer una nueva experiencia de la enfermedad, que ofrece, sobre la que rechaza en el tiempo, la posibilidad de una percepción histórica y crítica”, la posibilidad de una percepción histórica y crítica

Pero aquí es necesario un rodeo para fundar este discurso

sobre el nacimiento de la clínica

Discurso extraño, por supuesto, ya que no pretende apoyarse ni en la conciencia actual de los clínicos, ni siquiera en la repetición de lo que en otro tiempo ellos pudieron decir

Es muy probable que pertenezcamos a una época de crítica cuya ausencia de una filosofía primera nos evoque a cada instante el reino de la fatalidad: época de inteligencia que nos mantiene irremediablemente a distancia de un lenguaje originario

Para Kant, la posibilidad de una crítica y su necesidad estaban vinculadas, a través de determinados contenidos científicos, al hecho de que hay un conocimiento

En nuestros días están vinculadas –y el Nietzsche filólogo es testimonio de ello- al hecho de que hay un lenguaje y de que, en las palabras sinnúmero pronunciadas por los hombres –sean ellas razonables o insensatas, demostrativas o poéticas- ha tomado cuerpo un sentido que cae sobre nosotros, conduce nuestra ceguera, pero espera en la oscuridad nuestra ceguera, pero espera en la oscuridad nuestra toma de conciencia para salir a la luz y ponerse a hablar

Estamos consagrados históricamente a la historia, a la construcción paciente de discursos sobre discursos, a la tarea de oír lo que ya ha sido dicho

¿Es fatal por lo mismo, que no conozcamos otro

uso de la palabra que el del comentario?

Este último, a decir verdad, interroga al discurso sobre lo que éste dice y ha querido decir, trata de hacer surgir ese doble fondo de la palabra, donde ella se encuentra en una identidad consigo misma, que se supone más próxima a su verdad; se trata, al enunciar lo que ha sido dicho, de volver a decir lo que jamás ha sido pronunciado

En esta actividad de comentar que trata de hacer pasar un discurso apretado, antiguo y como silenciosos para sí mismo a otro más parlanchín, a la vez más arcaico y más contemporáneo, se oculta una extraña actitud con respecto del lenguaje: comentar es admitir por definición un exceso del significado sobre el significante, un resto necesariamente no formulado del pensamiento que el lenguaje ha dejado en la sombra, residuo que es su esencia misma, impelida fuera de su secreto, pero comentar supone también que este no – hablado duerme en la palabra, y que, por una superabundancia propia del significante, se puede al interrogarlo hacer hablar a un contenido que no estaba explícitamente significado

Esta doble plétora al abrir la posibilidad del comentario, nos entrega a una tarea infinita que nada puede limitar: hay siempre significado que permanece y al cual es menester dar aún la palabra: en cuanto al significante, se ofrece siempre en una riqueza que nos interroga a pesar de nosotros mismos sobre lo que ésta “quiere decir”

Significante y significado toman, así, una autonomía sustancial que asegura a cada uno de ellos aisladamente el tesoro de una significación virtual: al límite, uno podría existir sin el otro y ponerse a hablar de sí mismo: el comentario se aloja en este espacio supuesto

Pero, al mismo tiempo, inventa entre ellos un vínculo complejo, toda una trama indecisa que pone en juego los valores poéticos de la expresión: no se considera que el significante “traduzca” sin ocultar, y sin dejar al significado en una inagotable reserva; el significado no se descubre sino en el mundo visible y pesado de un significante cargado, él mismo, de un sentido que no domina

Cuando el comentario se dirige a los textos, trata todo el lenguaje como una conexión simbólica, es decir como una relación en parte natural, en parte arbitraria, jamás adecuada, desequilibrada por cada lado, por el exceso de todo lo que puede reunirse en un mismo elemento simbólico y por la proliferación de todas las formas que pueden simbolizar un único tema

El comentario se apoya sobre este postulado de que la palabra es acto de “traducción”, de que tiene el peligroso privilegio de las imágenes de mostrar ocultando, y de que puede ser indefinidamente sustituida por ella misma, en la serie abierta de las repeticiones discursivas; es decir, se apoya en una interpretación psicológica del lenguaje que señala el estigma de su origen histórico: la Exégesis, que escucha, a través de los entredichos, de los símbolos, de las imágenes sensibles, a través de todo el aparato de la Revelación, el Verbo de Dios, siempre secreto, siempre más allá de sí mismo. Comentamos desde hace años el lenguaje de nuestra cultura en este punto precisamente en el cual habíamos esperado en vano, durante siglos, la decisión de la Palabra

Por definición, hablar sobre el pensamiento de otros, tratar

de decir lo que ellos han dicho, es hacer un análisis del significado

Pero ¿es necesario que el significado sea siempre

tratado como un contenido?

¿Cómo un encadenamiento de temas presentes los unos

en los otros de un modo más o menos implícito?

¿No es posible hacer un análisis estructural del significado, que escape a la fatalidad del comentario dejando en su adecuación de origen significado y significante?

Será menester entonces tratar los elementos semánticos, no como núcleos autónomos de significaciones múltiples, sino como segmentos funcionales que forman gradualmente sistema

El sentido de una proposición no se definiría por el tesoro de intenciones que ésta contuviera, descubriéndola y reservándola a la vez, sino por la diferencia que la articula sobre los demás enunciados reales y posibles que le son contemporáneos, o a los cuales se opone en la serie lineal del tiempo

Entonces aparecería la forma sistemática del significado

Hasta el presente, la historia de las ideas no conocía sino dos métodos

El uno, estético, era el de la analogía, de una analogía cuyas vías de difusión se seguían en el tiempo (génesis, filaciones, parentescos, influencias), o en la superficie de una región histórica determinada (el espíritu de una época, su Weltanschauung, sus categorías fundamentales, la organización de su mundo sociocultural)

El otro, psicológico, era el de la negación de los contenidos (tal siglo no fue tan racionalista, o irracionalista como pretendía y como se ha creído), por el cual se inicia y se desarrolla una especie de “psicoanálisis” de los pensamientos cuyo término es de pleno derecho reversible, siendo el núcleo del núcleo siempre su contrario

Se desearía intentar aquí un análisis estructural de un significado –el objeto de la experiencia médica- en una época en la cual, antes de los grandes descubrimientos del siglo XIX, éste ha modificado menos sus materiales que su forma sistemática

La clínica es a la vez un nuevo corte del significado, y el principio de su articulación en un significante en el cual tenemos la costumbre de reconocer, en una conciencia adormecida, el lenguaje de una “ciencia positiva”

A quien quisiera hacer su inventario temático, la idea de clínica aparecería sin duda cargada de valores demasiado turbios; probablemente se descifrarían en ella figuras incoloras como el efecto singular de la medicina sobre el enfermo, la diversidad de los temperamentos individuales, la probabilidad de la evolución patológica, la necesidad de una percepción en acecho, inquieta por las menores modalidades visibles, la forma empírica, acumulativa e indefinidamente abierta del saber médico: tantas viejas nociones empleadas desde hace mucho tiempo y que formaban ya, sin ninguna duda al bagaje de la medicina griega. nada, en este arsenal cuya herrumbre lleva la huella de todos los tiempos, puede designar claramente lo que ha pasado en el viraje del siglo XVIII cuando al volverse a poner en juego el viejo tema clínico se “produjo”, si hay que creer en las apariencias prematuras, una mutación esencial en el saber médico

Pero, considerada en su estructura formal, la clínica aparecía, para la experiencia del médico, como un nuevo perfil de lo perceptible y de lo enunciable: nueva distribución de los elementos discretos del espacio corporal (aislamiento, por ejemplo, del tejido, región funcional en dos dimensiones, que se opone a la masa… página 14

ÍNDICE:

PREFACIO

Uno

ESPACIOS Y CLASES

Dos

Una conciencia política

Tres

EL CAMPO LIBRE

1. 

Las estructuras de los hospitales se ponen en tela de juicio

2. 

El derecho de ejercicio y la enseñanza médica

Cuatro

ANTIGÜEDAD DE LA CLÍNICA

CINCO

LA LECCIÓN DE LOS HOSPITALES

1. 

Las medidas del 14 Primario año III

2. 

Reformas y discusiones durante los años V y VI

3. 

La intervención de cabanis y la reorganización del año XI

SEIS

SIGNOS Y CASOS

1.  

La alteración de los momentos hablados y de los momentos

percibidos en una observación

2.  

La soberanía de la conciencia es lo que el síntoma en signo

3.  

El ser de enfermedades enteramente enunciable en su verdad

SIETE

VER, SABER

1. 

La alteración de los momentos hablados y de los

momentos percibidos en una observación

2. 

El esfuerzo para definir una forma estatutaria de correlación

entre la mirada y el lenguaje

3. 

El ideal de una descripción exhaustivo

OCHO

ABRID ALGUNOS CADÁVERES

NUEVE

LO INVISIBLE VISIBLE

1. 

Principio de la comunicación de los tejidos

2. 

Principio de la impermeabilidad de los tejidos

3. 

Principio de la penetración en barrena

4. 

Principio de la especificación de la forma de ataque de los tejidos

5. 

Principio de la alteración de la alteración

DIEZ

LAS CRISIS DE LAS FIEBRES

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA

I

NOSOLOGÍA

II

POLICÍA Y GEOGRAFÍA MÉDICAS

III

REFORMA DE LA PRÁCTICA Y DE LA ENSEÑANZA

IV

LOS MÉTODOS

V

ANATOMÍA PATOLÓGICA

VI

LAS FIEBRES

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

272 Páginas

En formato de 13.5 por 21 cm

Segunda edición 2012

ISBN 978607033852

Autor Michel Foucault

Editor Siglo XXI

 

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2 comentarios:

  1. Libro EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA

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    Libro EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA

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  2. Libro EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA
    Una arqueología de la mirada médica.
    Autor: Foucault, Michel

    ¿Qué veía un médico, a mediados del siglo XVIII, cuando observaba la presencia de la enfermedad en el cuerpo del paciente?

    Sin duda, sus métodos y su discurso aún le debían mucho al mito, a las creencias y a la imaginación. A fines de ese siglo, sin embargo, la medicina experimentó un cambio radical: la fuente de la verdad médica pasa a ser el ojo atento, la percepción cuidadosa que registra manchas, irregularidades, durezas, color, adherencias

    Esta vigilancia empírica, que nace con la Ilustración, se convierte en el nuevo principio que rige la relación con el paciente y que se presenta como garantía de exhaustividad y precisión

    El nacimiento de la clínica, publicada en Francia en 1963, es un ensayo revelador acerca de la observación médica y sus métodos durante un breve pero fecundo período en el cual, en la práctica clínica, la mirada se tornó criterio de verdad y racionalidad

    Hasta ese momento, el saber médico hablaba un lenguaje sin apoyo perceptivo

    "El nuevo espíritu -explica Michel Foucault- no es otra cosa que una reorganización sintáctica de la enfermedad, en la cual los límites de lo visible y de lo invisible siguen un nuevo trazo." La enfermedad y aun la muerte, antes opacas, se ofrecen ahora a la claridad de la mirada.

    El libro: EL NACIMIENTO DE LA CLINICA; aborda además dos temas centrales en la conformación de la clínica como ciencia: la reorganización del ámbito hospitalario y la adquisición, por parte del enfermo, de un estatuto propio en la sociedad

    Constituye así un valioso esfuerzo por dilucidar no sólo el surgimiento de la medicina como ciencia, sino también el de una nueva experiencia de la enfermedad

    Libro EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA
    Una arqueología de la mirada médica.
    Autor: Foucault, Michel

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