domingo, 18 de diciembre de 2022

CAPACITADO PARA ORIENTAR

 

CAPACITADO PARA ORIENTAR

1 Libro Autor Jay E. Adams

Primer edición 1981

Editorial Portavoz

COMO DAR CONSEJO Y EXHORTACIÓN BÍBLICAMENTE

 

¿ABANDONARON LOS RELIGIOSOS LA ORIENTACIÓN EN EL SENTIDO PSICOLÓGICO DE AYUDA A PACIENTES CON DIVERSOS MECANISMOS ENFERMEDADES PSICOSOMATICOS?

Aquí el autor Jay E. Adams; se asoma a este tema con seriedad y profundidad apoyándose en citas bíblicas

Juzgue usted:

EN LA INTRODUCCIÓN SE LEE:

De la misma manera que tantos otros pastores, aprendí poca cosa acerca de dar consejo en el seminario con lo que empecé virtualmente sin saber lo que hacer. Pronto me hallé en medio de dificultades. Al poco de empezar mi primer pastorado, después de un culto vespertino, un hombre esperó a que todos se hubiesen marchado. Conversé con él de una manera torpe, preguntándome qué sería lo que él deseaba. Rompió el llanto, pero yo no podía hablar. Sencillamente, no sabía qué hacer. Me vi impotente. El volvió a casa aquella noche sin haber descargado su corazón, y sin que su pastor le hubiera podido dar una verdadera ayuda. Menos de un mes después murió. Sospecho ahora que su doctor le había dicho que su muerte era inminente y que él había venido buscando orientación. Pero le fallé. Aquella noche le pedí a Dios que me ayudara a llegar a ser un consejero efectivo

En mis primeros esfuerzos por mejorar, compré, pedí prestados y devore tantos libros sobre dar orientación como pude de los que entonces estaban su circulación, como puede de los que entonces estaban en circulación, pero en éstos encontré poco que me pudiera ser de ayuda. Casi todo ellos recomendaban métodos rogerianos no-directivos o abogan en favor de principios freudianos. Con poca convicción intenté poner en práctica lo que leía. Pero como ministro cristiano no podía evitar el preguntarme cómo podía yo traducir lo que parecía ser pecado, como “enfermedad”. Encontraba ridículo asentir y gruñir acogedoramente a distancia sin ofrecer una norma de conducta bíblica. Pronto quedo claro que no estaba ayudando a casi nadie mediante estos procedimientos, y que estaba malgastando un tiempo valioso

Además, la mayor parte del consejo que se ofrecía en los libros de texto consistía en poco más que en vagas generalizaciones, las cuales encontré que no valían prácticamente para nada a la hora de afrontar problemas de interpretaciones, las cuales encontré que no valían prácticamente para nada a la hora de enfrentar problemas de interpretaciones de los casos citados en la literatura parecían fantasiosas o absurdas y, para acabarlo de arreglar, algunos de los autores ponían en claro que ellos mismos solamente habían podido ayudar a unos pocos de sus pacientes y que éstos encontraron ayuda  sólo después de muchos meses, o incluso años de sesiones semanales. ¿Cómo podía yo esperar hacer gran caso? ¿Dónde podría encontrar un pastor ocupado el tiempo suficiente para darse a una actividad consejera tan extensa? ¿Era ésta una buena administración de su tiempo? ¿Podría llegar yo a ser competente para dar consejo?

Pronto me desilusione con los libros normativos y tuve la tentación de caer en la práctica común de enviar a casi todos los que venían con problemas graves en busca de orientación a los psiquiatras y a las instituciones mentales estatales. Después de todo, esto es lo que la propaganda de la salud mental preconizaba. De hecho, las páginas de los libros y de los opúsculos publicados por la Asociación de la Salud Mental rebozaban de severas advertencias en contra de dar consejo a nadie que tuviera dificultades más serias que las de un simple rasguño psíquico. Se advertía a los pastores contra la posibilidad de que produjeran serios perjuicios si no se enviaba a estas personas a los profesionales. No obstante, un  problema con esta solución que, por otra parte, era tan conveniente, era que tales personas volvían muy frecuentemente empeoradas, y no mejoradas. Y también existía el problema de que recibían consejo no cristiano dado por psiquiátricos no convertidos

¿Cómo podría justificarse en todo ello? 1

1.   Este consejo se basaba siempre, según parecía en valores y normas, asuntos en lo que un pastor debería considerarse más competente para dirigir. La traducción de Kenmmeth Taylor del Salmo 37:30, 31 lo dice de manera adecuada: “El justo es un buen consejero por ser recto e imparcial y por distinguir entre el bien y el mal” (La Biblia al Día, paráfrasis, Miami: Editorial Unilit, 1979, p. 458).

Raymond Meiners pone al dedo en la llaga cuando escribe: “El salmista, en el Salmo 1, llama bendito al hombre que no anda según el consejo de los impíos. Y, a pesar de ello, debido a que la iglesia cristiana está fracasando, no proveyendo este consejo sabio y bueno, se obliga a las personas a ir a los impíos a encontrar en ellos la solución a sus problemas, pregunta el muy atinadamente: “Tenemos acaso que nuestro Señor no pueda hacer frente a los problemas del hombre?” (Pastoral Counseling, conferencias dictadas en Lake Lutzerne. Nueva York, 22 – 26 de agosto, p. 4)

Después de graduarme en teología práctica, me así a la oportunidad de apuntarme en a unos cursos de consejo pastoral dados por un psiquiatra con la práctica de su profesión, en una gran clínica universitaria. “Ahora, por fin –me dije a mi mismo-, me enteraré de qué va la cosa.” Pero, hacia el final del segundo semestre, quedé convencido de que él no sabía más acerca de dar orientación y consejo que los alumnos de su clase –casi todos éramos pastores de iglesias- y ¡todos nosotros nos hallábamos confundidos! Poseía un conocimiento exhaustivo de la doctrina freudiana, que nos enseñaba con todo celo. Nos repartía grandes dosis de Freud, sin escatimar nada, al criticar los relatos orales de entrevistas de consejo que llevábamos a clase, pero la mayor parte de sus “percepciones” demostraban ser erróneas y, cuando se ponían sus mejores consejos en práctica, éstos, simplemente, no funcionaban

Gradualmente fui derivado hacia patrones de aconsejamiento “sea como fuere”, acercándome al punto de aplicación de las exhortaciones escriturales tal como yo los recordaba. Sorprendentemente, me fui transformando en un consejero cada vez más acertado.

Naturalmente, es posible que la edad y la experiencia hubieran podido explicar algo de estas diferencias. Pero, a pesar de ello, no podía dejar de darme cuenta de que, cuando más directo me volvía (simplemente diciéndoles a los consultantes lo que Dios esperaba de ellos), a más personas ayudaba. El comprender y seguir las exigencias de los principios bíblicos de conducta, tras la confesión y arrepentimiento de pecado, parecían dar alivio y resultado

Confrontar a las personas, hablando honradamente con ellas de los asuntos en juego antes de que crecieron más allá de toda proporción, parecí ser una forma de actuación importante para mí como pastor, en vista de Mateo: 5:23, 24 y de Mateo 18:15-18. Ya que esto me daba resultado en la mayor parte de los casos, al dar consejo empecé a exhortar a otros hacer lo mismo y vi que otras personas resultaban también muy ayudadas. Pero, mientras que este y otros métodos y metas bíblicos empezaban a surgir de forma fortuita, yo continuaba siendo un consejero muy confundido

Entonces, repentinamente, me vi obligado a hacer frente al problema de una manera mucho más decisiva

Se me pidió que enseñara teología práctica en el Westminster Theological Seminary. Uno de los cursos que se me asignó fue Poimenices (la obra de pastoreo del pastor). Como parte de este curso, se esperaba de mí que enseñase la teoría básica del consejo pastoral. Tenía menos de un año para meditar el problema a fondo y preparar mis conferencias. ¿Por dónde iba a empezar? En mi desesperación empecé a hacer la exégesis de cada pasaje que creía que tenía que tenía algo que ver con este asunto

No pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que me había metido en una tarea de gigantes. La Biblia descubrí entonces, dice muchas cosas acerca de orientar a personas con problemas personales. Cuestiones tan difíciles como la relación de la demencia con la posesión demoníaca salían a la superficie

Empecé a  preguntarme acerca de la dinámica subyacente a los efectos psicosomáticos de la culpabilidad que parecían estar retratados en los Salmos 31, 38 y 51. Además, Santiago 5:14-16 parecía subrayar la importancia de la confesión de los pecados, así como en la utilización de medicinas, en la curación de algunas dolencias físicas. Empecé a preguntarme: “Si, como Santiago enseña, el comportamiento pecaminoso de uno es, por lo menos en algunas ocasiones, responsable de las enfermedades físicas, ¿qué habrá de la posibilidad de una responsabilidad similar en las enfermedades mentales? Santiago enseña, el comportamiento pecaminoso de uno es, por lo menos en algunas ocasiones, responsable de las enfermedades físicas

Empecé a preguntarme: “si, como Santiago enseña el comportamiento pecaminoso de uno es, por lo menos en algunas ocasiones, responsable de las enfermedades físicas, ¿Qué habrá de la posibilidad de una responsabilidad similar en las enfermedades mentales?”. Santiago me suscito la cuestión del deber del pastor de tratar los etiquetados enfermos mentales. Santiago parecía decir que, por lo menos, se les debería pedir a los pacientes que consideraran si algunas de sus dificultades no podrían derivarse del pecado. De hecho, muy pronto la cuestión pasó a ser: “¿No estará, Santiago hablando explícitamente acerca de enfermedades psicosomáticas?”

No mucho después, me descubrí preguntándome: “Mucho de lo que se denomina enfermedad mental, ¿es realmente enfermedad mental?” Este interrogante surgió principalmente al considerar que la Biblia describe la homosexualidad y la embriaguez como pecados, mientras que la literatura de la salud mental los denominaba “enfermedades”. Creyendo que las escrituras son ciertas, tuve que admitir que el punto de vista de la salud mental era totalmente erróneo al eliminar la responsabilidad del pecador al localizar el origen de su problema sexual o de alcoholismo en factores constitucionales o sociales sobre los que tiene ningún control. En lugar de ello, la Palabra de Dios dice que el origen de estos problemas recae en la depravación de la                                                        naturaleza caída                                                        

Hasta aquí todo se veía claro. La ampliación de esta línea de pensamiento parecía tan sólo lo normal. Uno no podía dejar de preguntarse si los libros no podían también estar equivocados en clasificar erróneamente otros  problemas como la depresión o la neurosis, o incluso la psicosis, como enfermedad. Cuando este tipo de herejía psiquiátrica empezó a tintinear en mi cabeza, recordé el nombre de una persona cuyos trabajos me había mencionado en una ocasión un psicólogo cristiano. Este hombre era O. Hobart Mowrer

Leí algunas de las obras de Mowrer, incluyendo The Crisis in Psychiatry and Religión y The New Group Theraphy, que acababa de publicar. Estos libros me asombraron. Mowrer había ido más allá en mi línea de pensamiento. Desafiaba abiertamente la misma existencia de la psiquiatría institucionalizada. Afirmaba de entrada que creía que los dogmas actuales de la psiquiatría eran falsos. Citaba evidencias para demostrar que la psiquiatría eran fasos. Citaba evidencias para demostrar que la psiquiatría había fracasado ampliamente. Tuve un intercambio de correspondencia con Mowrer acerca de unos puntos determinados. En aquella correspondencia Mowrer me invito a participar en su programa Eli Lily Fellowship en la Universidad de Illinois, donde trabajé a las órdenes de Mowrer durante la temporada de verano. Fue aquella una experiencia inolvidable por la cual siempre estaré agradecido. Dejarlo todo a un lado y concéntrame en la cuestión  de asesorar durante dos meses era exactamente lo que precisaba

Durante el verano de 1965 trabajamos en dos instituciones mentales estatales, una de ellas  en Kankakee, Illinois, y la otra en Galesburg, Illinois. En estas dos instituciones llevamos una terapia de grupo con Mowrer durante siete horas al día. Junto con otros cinco, volé con él, conduje con él, conduje con él, di orientación, y discutí con él durante cinco días a la semana. Aprendí mucho en aquella temporada y, aunque en la actualidad no me clasificaría como perteneciente a la escuela de Mowrer, creo que aquel programa de verano marcó un punto decisivo en mi pensamiento. En aquellas instituciones mentales, con los métodos de Mowrer, empezamos a ver a personas etiquetadas como “neuróticas”, psiconeuróticas, y “psicóticas” (personas de todo tipo) que eran ayudadas al confesar comportamientos desviados y al asumir su responsabilidad personal por ello. El énfasis que Mowrer no tan solo es teísta, debatimos al asunto del humanismo durante todo el verano

Durante esta temporada hice un estudio de los principales datos bíblicos acerca del asunto de la orientación con referencia especial a lo que la escritura dice sobre la conciencia. La experiencia de aquel verano me dejo con algunas convicciones importantes. Primero, descubrí por qué la inmensa mayoría de las personas en las instituciones mentales está ahí. Al pasar tanto tiempo con estas personas tuve la oportunidad de conocerlas y de comprenderlas. Aparte de aquellos que sufrían problemas orgánicos, como daños cerebrales, las personas que encontré en las dos instituciones de Illinois estaban allí debido a su propio fracaso en afrontar los problemas de la vida. Para ponerlo de una manera sencilla, estaban allí por su incapacidad de perdonar y de cambiar su comportamiento pecaminoso. En segundo lugar, toda aquella experiencia me hizo volver de nuevo a  Biblia con la pregunta: ¿Qué es lo que me dice la Escritura acerca de estas personas y de la solución a sus problemas?

La lectura del libro de Mowrer The Crisis in Psychiatryy and Religión fue para mí, como ya he dicho, una experiencia demoledora. En este libro, Mowrer, un psicólogo investigador muy conocido que había sido distinguido con la presidencia de la Asociación Americana de Psicología por sus descubrimientos e la teoría del aprendizaje, desafío a todo el campo de  la psiquiatría, declarando fracasado, e intentando refutar sus presuposiciones freudianas fundamentales. Atrevidamente, arrojó su guante también a los cristianos conservadores. Mowrer preguntaba: “¿Ha vendido la religión evangélica su derecho primogenitura por una confusión de potaje psicológico?

En Crisis, Mowrer se opuso especialmente al modelo médico del cual se deriva el concepto de enfermedad mental. El mostraba cómo este modelo eliminaba la responsabilidad del enfermo. Ya que a nadie se le considera culpable por sufrir la gripe asiática, su familia le trata con una comprensión llena de simpatía, y otros se hacen cargo de ello. Esto se debe a que saben que no tiene culpa de su enfermedad. Fue invadido desde fuera. Además tiene que confiar en expertos que le ayuden a mejorarse. Mowrer mantenía correctamente que el modelo médico eliminó el sentido de responsabilidad personal. Como resultado, la psicoterapia llegó a ser un análisis a fin de hallar a otros (los padres, la iglesia, la sociedad, la abuela) sobre los que echar las  culpas. La terapia consiste en ponerse en contra del superego (la conciencia) excesivamente estricto que estos culpables han socializado en la pobre víctima enferma

En contraste a todo esto, Mowrer propuso antiéticamente un modelo moral de responsabilidad. Dice que los problemas del “paciente” son morales, no médicos. El paciente sufre de verdadera culpabilidad, no de sentimientos de culpabilidad (falsa culpabilidad). Esta irregularidad básica no es emocional, sino de comportamiento. No es una víctima de su conciencia, sino su violador. Tiene que dejar de culpar a otros y aceptar la responsabilidad de su propio mal comportamiento. Los problemas pueden solucionarse, no mediante la aireación de sus sentimientos, sino más bien por la confesión de sus pecados

De mi trato prologando con  los internos de las instituciones mentales en Kankakee y en Galesburg, quedé convencido de que la mayor parte de ellos estaban allí, como he dicho, no debido a que estuviesen enfermos, sino a que estaban en pecado. En las sesiones de orientación descubrimos con una constancia asombrosa que los principales que las personas tenían se los habían hecho ellos mismos. Otras personas o cosas (abuelas, etc.) no eran su problema: ellos mismos habían llegado a ser sus propios y peores enemigos. Algunos de ellos habían extendido talones fraudulentos, otros se habían quedado encadenados en las consecuencias de su inmoralidad, otros habían falseado la declaración de sus ingresos de cara al impuesto sobre la renta, etc. Muchos habían huido a la institución para escapar de las consecuencias de sus malas acciones. Una buena cantidad de ellos había buscado el rehuir la responsabilidad de tomar decisiones difíciles. Vimos también evidencias de recuperaciones dramáticas cuando las personas rectificaban sobre estos asuntos. Aunque sus métodos eran humanísticos, Mowrer demostró, de una manera evidente, que incluso con su enfoque podía conseguir en unas pocas semanas lo que en muchos casos la psicoterapia na había podido hacer en años

Llegué a casa sintiéndome profundamente deudor a Mowrer por llevarme de manera indirecta a la conclusión que yo, como ministro cristiano hubiera debido haber mantenido desde el principio, esto es, que muchos de los “enfermos mentales” son personas que pueden ser ayudadas por el ministerio de la Palabra de Dios. He estado intentado hacerlo desde entonces

Permítaseme una palabra final acerca de Mowrer. Quiero decir de una manera clara, de una vez para siempre, que no soy discípulo de Mowrer ni de William Glasser (un autor en la tradición de Mowrer que se ha hecho popular recientemente por medio de la publicación de Reality Therapy, un libro que ha confirmado las afirmaciones y la posición de Mowrer en un contexto diferente). Me mantengo lejos de ellos. Sus sistemas empiezan y terminan con el hombre. Mowrer y Glasser dejan de tomar en consideración la relación básica del hombre con Dios por medio de Cristo, dejan a un lado la ley de Dios, y no conocen nada del poder del Espíritu Santo en la regeneración y la santificación. Su presupuesto punto de partida debe ser rechazado totalmente. Los cristianos pueden dar gracias a Dios de que El, en Su providencia, ha utilizado a Mowrer y a otros a despertarnos al hecho de que los “enfermos mentales” pueden ser ayudados. Pero los cristianos deben dirigirse a las Escrituras a fin de descubrir cómo Dios (no Mowrer) dice qué se debe hacer

Todos los conceptos, términos y métodos que se utilizan en orientación necesitan ser rexaminados bíblicamente. No se puede aceptar nada del pasado (ni del presente) sin justificación bíblica. La orientación bíblica no puede consistir en una imposición de los puntos de vista de Mowrer o de Glasser (o de los míos) sobre las Escrituras. Mowrer y Glasser nos han mostrado que muchos de los puntos de vista anteriores eran erróneos. Han sacado a la luz la oposición de Freud a la responsabilidad y nos han retado (si leemos su mensaje con ojos cristianos) a volver a la Biblia para hallar nuestras respuestas. Pero ni Mowrer ni Glasser han dado respuesta al problema de la responsabilidad. La responsabilidad por la que ellos abogan en una responsabilidad cambiante, relativa; es una responsabilidad no-cristiana que debe ser rechazada tan totalmente como la responsabilidad de Freud y de Rogers. En el mejor caso, la idea de responsabilidad de Mowrer consigue lo que es mejor según la mayoría. Pero los puntos de vista sociales cambian; y cuando se les fuerza a decir que es lo que es lo mejor, Mowrer cae en un subjetivismo que al final viene a decir que cada individuo es su propia norma. En otras palabras, no hay norma aparte de la norma de Dios dada divinamente, la Biblia, Tweedie está en lo cierto, por lo tanto, al rechazar la “solución trazada” al problema del pecado como constituyendo un “agudo” desengaño

Durante los años siguientes, he estado sumido en el proyecto de desarrollar la orientación bíblica y he descubierto lo que considero principios escriturales importantes. La fiabilidad total de las Escrituras en su tratamiento de las personas ha quedado demostrada. Ha habido resultados dramáticos, resultados mucho más dramáticos que los que pude constatar en Illinois. No solamente se han resuelto problemas inmediatos de las personas, sino que también ha habido soluciones de todo tipo de problemas a largo plazo. En el medio manifiestamente evangelístico en el que trabajo, ha habido conversiones en sesiones de orientación

Es posible que por ahora el lector está pensado: “Parece bueno, pero ya he oído cosas de este tipo antes de ahora; y siempre resulta ser el mismo viejo eclecticismo con un recubrimiento de cristianismo” permítaseme asegurar que estoy consciente de este problema, y que mi esfuerzo ha constituido precisamente el de rechazar este tipo de cosas. Un opúsculo titulado, Some Help for the Anxious (Ayuda para los angustiados) constituye un buen ejemplo del tipo de eclecticismo que se debe resistir. En la página 3 el autor señala que los freudianos consideran que la ansiedad se deriva primariamente de conflictos internos. A continuación menciona una segunda escuela de psiquiatría que adopta un enfoque más cultural interpersonal. Sus principales representantes son, dice él, Karen Hornea, Erich Fromm y Harry stock Sullivan. Hornea dice que los sentimientos de inseguridad se hallan en la base de la ansiedad. No obstante, Fromm cree que el propósito en la vida es el de hallar “significado”. Sullivan enseña que la ansiedad proviene de la perturbación en la relación de uno con los demás. Habiendo dividido esta segunda escuela en estos segmentos, el autor observa que existe una tercera que representa el pensamiento existencialista. En esta categoría coloca a Ludwig  Bienswanger y Rollo May. A Continuación expone todos sus puntos de vista. Finalmente, concluye en la página 5:

Resumiendo la ansiedad puede provenir de amenazas

Contra nosotros, de amenazas desde dentro o desde afuera

La ansiedad puede provenir de nuestro pasado, presente o futuro. En el pasado tenemos recuerdos, experiencias y

Conflictos no resueltos que pueden producir ansiedad. En

El presente tenemos facturas, plazos, trabajo, exámenes, y relaciones con otras personas que suscitan angustia. Y al mirar al futuro, se origina la ansiedad debido a la falta de

Propósito y, finalmente, existe la consciencia de la muerte que parece hacer que la vida carezca aún más de significado

En otras palabras, el autor ha resumido las ideas de todas estas personas y ha asumido que cada una de ellas está en lo cierto en sus principales puntos, a pesar de que hay muchos aspectos en los que estas posturas son opuestas

A lo largo del resto del opúsculo se interpreta al cristianismo como supliendo las necesidades que estas personas tienen según los diagnósticos de Freud. Horey, Sullivan, etc. Por ejemplo, veamos la página 10: “Lo que precisamos es un cambio drástico (sic) en el interior. Creo que la diagnosis de Cristo cerca de la condición original del hombre es similar al diagnóstico de Freud acerca de la condición original del hombre”. Esta es una burda simplificación que representa una falta total de comprensión, sea de Freud, de Cristo, o de ambos. Este bautismo de los puntos de vista antropológicos seculares, que ha caracterizado tan frecuentemente mucho de lo que ha sido llamado orientación cristiana, debe ser rechazado. En lugar de ello, los cristianos deben abandonar estos puntos de vista y entender las presuposiciones anticristianas básicas en las que se apoyan

Las conclusiones de este libro no se basan en descubrimientos científicos. Mi método es preuposicional. Acepto abiertamente la Biblia infalible como la norma de toda fe y práctica. Por ello, las Escrituras son la base, y contienen los criterios según los cuales he procurado hacer cada juicio. Se deben sugerir dos precauciones. Primero, estoy consciente de que mis interpretaciones y aplicaciones de las Escrituras no son infalibles. Segundo, no es mi deseo despreciar la ciencia, sino que más bien le doy la bienvenida como un útil auxiliar para los propósitos de ilustrar, de rellenar las generalizaciones con particularidades, y para desafiar las interpretaciones humanas erróneas de las Escrituras, obligando así al estudiante a volver a estudiar las Escrituras. No obstante, en el área de la psiquiatría, la ciencia ha dejado mayormente abierto el paso a la filosofía humanística y a burdas especulaciones

Es mucho todavía lo que queda por hacer para erigir un sistema total y organizado de orientación bíblica, pero en este libro intentaré bosquejar la estructura preliminar

Jay E. Adams

Filadelfia, 1970

ÍNDICE:

Prefacio del traductor

Introducción

1.

EL CRISTIANISMO Y LA PSIQUIATRIA ACTUAL

La psiquiatría está en confusión

La ética freudiana

La teoría y terapia freudianas

La revolución en la psicología

Freud: un enemigo, no es un amigo

¿Adónde nos lleva todo esto?

2.

EL ESPÍRITU SANTO Y LA ORIENTACIÓN

Orientar es la obra del espíritu

¿Cómo obra el Espíritu Santo en la orientación?

El espíritu Santo obra utilizando medios

La obra del Espíritu Santo es soberana

El Espíritu Santo obra mediante. Su Palabra

3.

¿QUÉ ES LO QUE VA MAL CON LOS “ENFERMOS MENTALES?

Enfermedad mental: un nombre erróneo

Las personas con problemas personales utilizan a menudo disfraces

La homosexualidad concuerda con la norma general

¿Adrenocromo o esquizofrenia?

4.

¿EN QUE CONSISTE LA ORIENTACIÓN NOUTÉTICA?

La confrontación noutética: para toda la Iglesia

Peculiarmente la obra del ministerio

Tres elementos en la confrontación noutética

La noutesis y el propósito de las Escrituras

El compromiso noutético

El amor es el objetivo

Orientación autoritaria

El fracaso en la confrontación noutética

Algunas razones de fracasos

Aptitudes para actuar de consejero

Aplicaciones pastorales

5.

EL PASTOR COMO CONSEJERO NOUTETICO

¿Qué es un pastor?

Evangelismo y orientación

El evangelismo noutético

La santificación y la orientación

La santificación significa cambio

6.

ORIENTACIÓN NOUTÉTICA Y ROGERIANA

La presuposición básica de Rogers

La responsabilidad significa tener que responder

No hay neutralidad

¿Y que hay acerca de escuchar?

¿Quién es realmente cliente –céntrico?

Sentimientos y comportamiento

El sistema nervioso concuerda con el enfoque noutético

Proverbios: un libro de orientación directiva

La metodología se desarrolla a partir de las presuposiciones

7.

CONFESAR LOS PECADOS

Santiago 5:14

¿Qué hay del aceite?

No todas las enfermedades están relacionadas

con pecados determinados

Confrontando a los enfermos noutéticamente

Confesando a los otros

No permitir la minimización

Procurando ayuda

La enfermedad psicosomática

Depresión

Felicidad mediante la confesión

Proverbios

Dando consejo a otros

Los padres dando consejo a los hijos

8.

LA SOLUCIÓN NOUTÉTICA DE LOS PROBLEMAS

El problema básico del hombre

No se puede decir “no se puede”

Esperanza

Movimiento cíclico

Tres dimensiones de los problemas

El pasado puede ser el presente

Estructuración total

Disciplina

Las depresiones son elevaciones

Asuntos secundarios

La solución de problemas mediante modelos

¿Laboriosidad o institucionalización?

La educación del niño

El código de conducta

9.

ALGUNOS PRINCIPIOS DE TÉCNICAS NOUTETICAS

Registrando los adelantos

Generalizando

Una cosa cada vez

Dando consejo en equipo

El pastor como consejero en equipo

Comunicación no verbal

10.

LA COMUNICACIÓN Y LA ORIENTACIÓN MULTIPLE

El problema actual

La solución de Dios para su Iglesia

Ira y resentimiento

Atacar los problemas, no las personas

La mesa de conferencias

Orientación múltiple

Los clientes como consejeros

Si tan solo uno viene

Devociones diarias

La compatibilidad en el matrimonio

11.

LOS MAESTROS DE ESCUELAS CRISTIANAS

COMO CONSEJEROS NOUTETICOS

Empezando con las presuposiciones apropiados

Definición de orientación: ayuda en la resolución de problemas

La dinámica de los hábitos como ventaja

Primero integración en la vida del maestro

El método de discipulado

Cómo Dios puede utilizar al maestro

Disciplina mediante la estructura

Pocas reglas son necesarias

Las relaciones interpersonales en el aula

Comunicación

Conferencias múltiples padre –maestro- estudiante

CONCLUSIÓN

INVENTARIO DE DATOS PERSONALES

ÍNDICE DE TEXTOS BÍBLICOS

ÍNDICE DE NOMBRES PROPIOS

INDICE DE TEMAS

DIAGRAMAS Y ESQUEMAS

Culpabilidad

La solución de los problemas

Movimiento cíclico

La estructura total

Status quo – Cambio radical

Bienestar – malestar

Código de conducta

Forma problema – solución

Ambiente escolar

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

328 Páginas

En formato de 13.3 por 22 por 2.5 cm

Pasta delgada en color plastificado

Primera edición 1970

ISBN 0825410002

Autor Jay E. Adams

Editor Portavoz

 

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martes, 6 de diciembre de 2022

LA SALUD SI TIENE PRECIO

 

LA SALUD SÍ TIENE PRECIO

MEDICAMENTOS, HOSPITALES, PANDEMIAS

Y LA NECESIDAD DE REPENSAR EL SISTEMA SANITARIO

1 Libro Autor Daniel Gollan, Enio Garcia, Nicolás Kreplak

Primera edición 2022

Editor Siglo XXI

 

LIBRO POR ENCARGO

A partir de la pandemia de covid-19 se hizo evidente que salud y economía están entrelazadas. Pero la naturaleza de ese vínculo se presta a confusión. ¿Quiere decir que el campo de la salud es un mercado regido por el mecanismo neutral de la oferta y la demanda? ¿Que los precios de los medicamentos y tratamientos se corresponden virtuosamente con los costos de producción y no hay posiciones monopólicas en la industria farmacéutica? ¿Que simplemente hay que asegurar el uso óptimo de los recursos para atender las enfermedades, evaluar la eficiencia de los servicios sanitarios y mejorar su organización? Este libro: LA SALUD SÍ TIENE PRECIO; que reúne el aporte de autoras y autores con enorme experiencia en la investigación y gestión sanitaria, viene a discutir ese enfoque técnico - gerencial, que se desentiende de las desigualdades sociales y geográficas en el acceso a la salud. Y propone una discusión abierta y franca desde una perspectiva fuerte no meramente retórica de la salud como un derecho. Construye así una agenda de debate por fuera de las recetas automáticas. Con foco en el sistema sanitario argentino y brasileño, y atendiendo también a modelos de los países centrales, describe el caso argentino, donde conviven tres subsistemas heterogéneos entre sí y hacia el interior de cada uno: el público, el privado y el de la seguridad social. Se pregunta por el rol del Estado en cuanto a inversión, coordinación y creación de incentivos. Explica hasta qué punto el campo de la salud (que involucra la industria química, biotecnológica, mecánica, y un gran potencial de innovación) puede ser un motor de desarrollo productivo, generación de empleos y soberanía sanitaria. Y pone la lupa en consensos que conviene revisar: ¿cómo puede ser que solo en salud se dé la paradoja de que un mayor desarrollo tecnológico, en lugar de abaratar los servicios, los encarezca? ¿Cuánto incide en esto la concentración corporativa y la lógica financiera de los laboratorios? ¿Cuánto le deben las vacunas al impulso del sector privado y cuánto a la inversión pública? ¿Cómo garantizar un calendario de vacunación que se pueda financiar en el largo plazo? ¿Cómo articular una gobernanza global de la salud a contrapelo de la concentración de las patentes en pocas manos? Con mirada amplia, La salud sí tiene precio busca abrir un debate colectivo impostergable, para repensar el sistema de salud con el objetivo de que sea más igualitario, más accesible, capaz de responder a las necesidades de la población y de contribuir al desarrollo económico nacional.

ÍNDICE

Prólogo

Por un sistema de salud humanizado,

accesible y equitativo

Enio Garcia

Presentación

José Gomes Temporão

PARTE I

LA SALUD COMO UN PROBLEMA

DE ECONOMÍA POLÍTICA

1.

Introducción a la economía

Axel Kicillof, Cecilia Abulafia, Leonardo Verna

2.

La salud como sistema y como campo

Mario Rovere, Leonel Tesler, Nicolás Kreplak

3.

Historia, contexto, debates y aplicación de

los análisis de desigualdades en salud

Enio Garcia, Noelia López, Andrea Paz

PARTE II

QUÉ PASA CON LOS SISTEMAS

DE SALUD EN EL MUNDO

4.

El sistema de salud argentino: consideraciones

desde una mirada de la economía política

Ariel Lieutier, María José Luzuriaga, Enio Garcia,

Eduardo Pérez

5.

La tecnología sanitaria y la falacia

del mercado imperfecto

Daniel Gollan, Nicolás Kreplak

6.

Complejo económico-industrial de la salud. Teoría

y praxis sobre la participación del sector salud como

componente del desarrollo económico - social nacional

y la soberanía sanitaria

Carlos Augusto Grabois Gadelha, Enio Garcia, Nicolás Kreplak

7.

El sistema de salud de Brasil: subfinanciamiento

del sector público y subsidio al privado

Ligia Bahía, José Sestelo, María José Luzuriaga

8.

Sistemas de salud en perspectiva comparada

María José Luzuriaga

PARTE III

SI NO ES AHORA, ¿CUÁNDO?

LO QUE REVELA LA PANDEMIA

9.

Derrumbando mitos en tiempos de pandemia.

La economía política de la salud en debate

Laura Muñoz, Leandro Tomás Amoretti

10.

Las vacunas desde una perspectiva global

Dora Corvalán

Agradecimientos

Sobre los/as autores/as

 

EN EL PRÓLOGO

Por un sistema de salud humanizado,

accesible y equitativo

Enio Garcia

Este libro: LA SALUD SÍ TIENE PRECIO; es fruto del trabajo interdisciplinario de docentes e investigadores/as de Brasil y la Argentina, vinculados/as a la temática de la economía política de la salud, muchos/as de los/as cuales se reunieron en los últimos años en el marco de la diplomatura que sobre esta materia organizan en conjunto la Universidad Nacional de José C. Paz y la Fundación Soberanía Sanitaria. Empezamos a gestarlo en 2019, antes de que el Frente de Todos ganara las elecciones y algunas de quienes integrábamos ese equipo pasáramos a la gestión del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Luego llegó la pandemia de covid-19 y, en medio del intenso trabajo cotidiano para poner a punto el sistema sanitario, retomamos la idea de plasmar en un libro las discusiones y reflexiones que veníamos desarrollando en torno a temáticas que la coyuntura impuesta por esta enfermedad puso sobre el tapete: las desigualdades en salud, las patentes, el acceso a los medicamentos, la incorporación de nueva tecnología sanitaria y los costos y precios a pagar, la participación protagónica del sector salud en el desarrollo económico nacional y su tendencia a la financiarización, entre otros. Tópicos habituales para quienes estamos inmersos en los sistemas de salud, pero que no formaban parte de la agenda pública.

Desde nuestra óptica, un análisis económico de la salud exige asumir que la inequidad no es un fenómeno natural, que el Estado tiene un papel decisivo para reducirla o aumentarla, y que se pueden utilizar herramientas con orígenes teóricos diversos para analizar la realidad y transformarla.

Nosotros pensamos la salud como un derecho. Es decir, no solo desde una dimensión individual, familiar, como algo que las personas deben resolver por sus propios medios. Muy por el contrario, es necesario un Estado que intervenga, organice y garantice un piso de igualdad en el acceso a la prevención, los tratamientos y la recuperación.

Efectivamente, la salud sí tiene un precio, que es el costo de los medicamentos, los insumos, las prácticas y tecnologías sanitarias. Se requiere una inversión para producir y para que haya trabajadores/as que brinden sus servicios. La cuestión es que ese costo de la atención, del tratamiento, de las terapias, no puede estar librado simplemente a las reglas

del mercado y la posibilidad de pago de cada individuo. Por eso la importancia de discutir la economía de la salud en clave política, para ver cómo sostenemos en el tiempo un sistema sanitario basado en una lógica de derechos.

Así, hay que debatir acerca de las patentes, la industria farmacéutica y las cadenas de producción que nutren el sistema. Porque si la producción de estas tecnologías o alguna de sus etapas es nacional, eso podrá influir en la balanza comercial, ampliar el acceso, generar conocimiento local y crear riqueza. Además, al ser un sector altamente dependiente de la mano de obra, la salud genera trabajo extensivo, de ahí que sea necesario estimar los beneficios económicos directos e indirectos en la sociedad.

Desde una perspectiva crítica, opuesta a la lógica neoliberal que entiende el campo de la salud en términos puramente mercantiles y asistencialistas, los capítulos del libro proponen un análisis en torno a tópicos variados pero cuyo norte común es servir como herramienta de debate en un momento de crisis mundial de los sistemas sanitarios, en el que resulta esencial reflexionar profundamente y ofrecer respuestas inteligentes a los desafíos actuales.

La primera parte desarrolla nuestra visión sobre la economía y la salud. En el capítulo 1, Axel Kicillof, Cecilia Abulafia y Leonardo Verna trazan las coordenadas generales sobre la economía como disciplina y las principales discusiones que la atraviesan. Luego, Mario Rovere, Leonel Tesler y Nicolás Kreplak proponen las nociones de sistema y campo para comenzar a pensar la salud desde una óptica político-económica. Como cierre de este tramo introductorio, Enio Garcia, Noelia López y Andrea

Paz exploran los diversos modos de estudiar las desigualdades en salud.

La segunda parte se ocupa de abordar problemas concretos. En el capítulo 4, Ariel Lieutier, María José Luzuriaga, Enio Garcia y Eduardo Pérez analizan el sistema de salud argentino desde la economía política. A continuación, Daniel Gollan, exministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, y Nicolás Kreplak cuestionan la lógica que orienta la incorporación de nueva tecnología sanitaria al preguntarse si brindar servicios de salud es tan caro como suele plantearse. Por su parte, Carlos Augusto Grabois Gadelha (exsecretario de Ciencia, Tecnología e Insumos Estratégicos del Ministerio de Salud de Brasil durante el gobierno de Dilma Rousseff), Enio García y Nicolás Kreplak explican su propuesta de participación protagónica del sector salud en el desarrollo

económico de un país. En el capítulo 7, Ligia Bahía, José Sestelo y María José Luzuriaga plantean el problema de la financiarización del sector en Brasil. A continuación, María José Luzuriaga compara los sistemas de salud de países considerados centrales y los de Latinoamérica.

Finalmente, en la tercera parte incluimos dos capítulos escritos en el último año, específicamente dedicados a la pandemia por covid-19.

Laura Muñoz y Leandro Tomás Amoretti desarman y analizan varios de los mitos más extendidos que contraponían falsamente la salud y la economía. En el último capítulo, Dora Corvalán analiza desde una perspectiva histórica el reparto desigual de las vacunas a nivel global y sus causas y consecuencias políticas, económicas y sociales.

Consideramos que esta obra colectiva puede resultar de gran interés tanto para el sector académico como para los/as profesionales de la salud y quienes están involucrados/as en la gestión y el desarrollo de políticas para construir un sistema sanitario más humanizado, accesible y equitativo.

PRESENTACIÓN

José Gomes Temporão

En tiempos de crisis política, ambiental, sanitaria y ética en América Latina, regidos por la implementación de políticas de corte neoliberal, la publicación de este libro sobre economía y política de la salud adquiere una relevancia especial.

Estableciendo puentes y diálogos entre varias de las dimensiones estructurales que intervienen en la conformación de los sistemas de salud de Brasil y la Argentina, esta obra se focaliza en las medidas que terminan impactando en el desempeño de esos sistemas en términos globales.

Con un fuerte contenido crítico de la visión hegemónica sobre las relaciones entre economía y salud (que implica una concepción neoclásica limitada a la cuestión técnico - gerencial), estas páginas aportan una mirada más amplia sobre la salud abarcando la totalidad de las relaciones sociales comprometidas en ella.

Resultado del intercambio entre investigadores de los campos de la salud y la económica de Brasil y la Argentina, el libro construye un diálogo fértil entre varias de las dimensiones del contexto sanitario actual de nuestros países: desde la economía hasta las desigualdades en salud, desde la discusión sobre sus sistemas sanitarios hasta el análisis del complejo económico industrial de la salud como componente central de los procesos de desarrollo nacional.

El presente trabajo, basado en un pensamiento crítico sobre las relaciones entre economía y salud, es de suma importancia para poder proyectar, desde el contexto de las transformaciones contemporáneas, escenarios futuros para la salud en América Latina. Las reflexiones aquí vertidas nos permiten revisar el pensamiento económico y social hegemónico en el capitalismo contemporáneo y nos ofrecen nuevas perspectivas para luchar por la salud como un derecho.

PRESENTACIÓN:

Parte I

La salud como un problema

de economía política

1. Introducción a la economía

Axel Kicillof, Cecilia Abulafia, Leonardo Verna

Introducción

Como en otras esferas del conocimiento, en economía no existe una única manera de explicar los fenómenos. A lo largo de la historia del pensamiento económico, se pueden reconocer distintas corrientes que traen aparejadas diferentes recomendaciones de política económica. La corriente que ha logrado ubicarse como la teoría económica hegemónica o predominante –el denominado mainstream económico– es la escuela neoclásica o marginalista y se corresponde con políticas neoliberales. En la mayor parte de los ámbitos de construcción de conocimiento –las instituciones de educación, las publicaciones científicas– se enseñan los fundamentos neoclásicos como fundamentos económicos. Es decir que, tácitamente, “economía neoclásica” y “economía” se utilizan como sinónimos y, al hacerlo, se decide ignorar que existen otras explicaciones para los fenómenos económicos.

En términos de historia del pensamiento económico, la corriente neoclásica reconoce los aportes de Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx, entre otros, y toma de ellos buena parte de sus fundamentos. Sin embargo, no es una incorporación en términos de pluralismo de pensamientos, ya que no se acepta una multiplicidad de explicaciones, sino que se

señalan como aciertos los puntos de coincidencia con el pensamiento marginalista y como errores los puntos de ruptura.

El pensamiento hegemónico propone para la ciencia económica una evolución darwinista: sobreviven las ideas que son más aptas. Si solo se enseña aquella teoría que resiste más refutaciones, si el resto de las teorías son calificadas como explicaciones con errores conceptuales, si se estudia la historia solo para rescatar los fragmentos que encajan en la teoría actual, lo que se está revelando es la intención de enseñar una teoría económica como si fuera la única verdad.

En oposición al mainstream económico, otro grupo de economistas sostiene que hay diferentes escuelas de pensamiento que coexisten en cada momento, y ninguna, por definición, es capaz de demostrar que la otra está equivocada.

 Entienden la historia del pensamiento económico no como una evolución estrictamente histórica en el sentido de narrar un desarrollo de lo antiguo a lo moderno, sino como la oportunidad de poner a dialogar las distintas corrientes teóricas.

Quienes no tienen una formación en economía reconocerán con facilidad que cualquier fenómeno económico –como la inflación, el crecimiento, la distribución o la formación de precios– encuentra más de una explicación.

Con respecto a la inflación, por ejemplo, el pensamiento hegemónico asegura que tiene su origen exclusivamente en la cantidad de dinero que circula en la economía de un país. Sin embargo, ante la evidencia de países que aumentan su base monetaria sin registros de inflación, como la eurozona luego de la crisis de 2008, otras teorías basan sus explicaciones en los costos y estructuras productivas y analizan los precios en un contexto de globalización, de transnacionalización de la producción, enfrentando radicalmente la afirmación de que los precios dependen con exclusividad de la oferta monetaria.

En suma, la corriente heterodoxa, en la que se alinea este libro, sostiene que existe una multiplicidad de teorías económicas que conviven, destaca la fuerte intencionalidad por parte de la corriente predominante de presentarse como pensamiento único, y afirma que estudiar la historia del pensamiento económico no es otra cosa que estudiar economía.

Historia de las ideas económicas: desde los clásicos hasta la actualidad. Acuerdos y desacuerdos

Durante los siglos XVIII, XIX y XX se desarrolló la mayor parte de las escuelas de pensamiento económico contemporáneo. En este apartado se analizarán algunos de los aportes principales de las escuelas clásica, neoclásica y keynesiana. No se realizará un estudio riguroso de cada teoría, sino más bien una recopilación de puntos de encuentro y desencuentro entre autores, con énfasis en problemáticas que puedan ser útiles para el análisis de la actualidad.

Adam Smith en busca de una explicación del capitalismo

Dejando de lado las corrientes fisiócratas y mercantilistas por motivos expositivos, la obra Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, publicada en 1776 por Adam Smith, puede considerarse un buen punto de partida, pues da comienzo al estudio de la ciencia económica como tal. La relevancia de esta obra es fenomenal por innumerables motivos, pero a continuación haremos hincapié en dos de los principales.

En primer término, la obra de Smith describió las características de un sistema económico incipiente y novedoso. Luego de siglos de orden económico, político y social feudal, la forma de organización de la producción de las sociedades occidentales atravesó profundos cambios organizacionales y técnicos que devinieron en el sistema de manufactura y, posteriormente, de producción fabril, característicos del sistema capitalista. El autor supo describir las nuevas relaciones sociales de producción –presentó, por ejemplo, las tres clases sociales del capitalismo: trabajadores, capitalistas y terratenientes– y buscó establecer cuáles eran las leyes económicas que regían el funcionamiento de las sociedades. Su contribución es especialmente destacable si se toma en consideración el hecho de que fue escrita durante un período de profundas transformaciones.

Si bien era evidente la existencia de cambios en la producción, puesto que se evidenciaron aumentos significativos en la cantidad de productos elaborados, no se había producido aún la Revolución Industrial, que consolidaría al capitalismo como sistema predominante.

Smith observó que en pocos años la productividad del trabajo había crecido exponencialmente, y encontró que la causa principal del fenómeno era una nueva forma de organización de la producción: la división del trabajo. Esto implicaba que el trabajo artesanal ya no era realizado en su totalidad por una sola persona, sino que cada trabajador se concentraba en una única tarea del proceso. Con esta nueva forma de organizar la producción se eliminaron tiempos muertos, y los trabajadores lograron mayor destreza. Además, el hecho de dividir el proceso en pequeñas tareas simples facilitó la invención de máquinas, de manera que se logró una producción mucho mayor en la misma cantidad de tiempo. Con esto dejó establecido un concepto clave para todos los economistas clásicos: todos los bienes son producto de trabajo humano.

En segundo lugar, La riqueza de las naciones contiene una variedad de explicaciones para los fenómenos económicos que se observaban. De hecho, en muchos pasajes es evidente el carácter contradictorio entre las teorías sugeridas por el autor. Un mismo fenómeno es explicado en distintos tramos del libro con lógicas diferentes y a veces opuestas. En efecto, el autor señala las carencias de su análisis y esto tiene que ver con que Smith es el primero en sistematizar las ideas económicas. Pero lejos de ser una crítica a su trabajo, lo que se pretende en este caso es destacar que la presencia de esta multiplicidad de explicaciones permitió que su obra contuviera la génesis de todas las teorías económicas contemporáneas fundamentales. Tanto marxistas como neoclásicos, por ejemplo, se nutren de conceptos presentados por Smith para desarrollar muchos de sus principales aportes.

Y  MUCHO MÁS…

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

240 Páginas

En formato de 15.5 por 23 por 1.2 cm

Pasta delgada en color plastificada

Primera edición 2021

ISBN 9789878011028

Autor Daniel Gollan, Enio Garcia, Nicolás Kreplak

Editor Siglo XXI

 

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