EL INFINITO JUEGO DE LA CIENCIA
1 Libro Autor Edoardo Boncinelli
y Antonio Ereditato
Editor Fondo de Cultura
Económica
PRIMERA EDICIÓN
LIBRO POR ENCARGO
CÓMO EL PENSAMIENTO
PUEDE CAMBIAR AL MUNDO
Edoardo Boncinelli y Antonio Ereditato, dos científicos italianos a la vanguardia de sus respectivos campos de investigación, nos dicen que la ciencia es belleza, creatividad, el placer de analizar y descubrir. Es investigar y comprender los misterios de la naturaleza, es el esfuerzo por evocar todo el universo en nuestra mente
Al
final, la ciencia es un juego intelectual y material, agotador pero atractivo,
en el que se procede por ensayo y error pero según reglas estrictas, en el que
toda conclusión es siempre provisional y la carrera entre teorías y
observaciones conduce a resultados sorprendentes
EN EL PREFACIO:
No
podemos prescindir en absoluto de conocer, es decir, de entender, de explicar y
quizá de prever y enseguida atesorar lo aprendido llevándolo a la práctica.
Poseemos los instrumentos para hacerlo, nos gusta hacerlo y probablemente
tampoco podríamos renunciar a hacerlo
La
razón y la necesidad de ello deben buscarse en el objetivo, común a todos los
demás seres vivos, de sobrevivir lo suficiente para dejar una descendencia
consistente, aun cuando legítimamente la cuestión con el tiempo no se haya
limitado a esa necesidad primaria. Haciendo eco de la enseñanza socrática,
somos conscientes de no saberlo todo, pero también estamos convencidos de que
algo podremos finalmente si trabajamos de manera inteligente en ello. Indagar e
investigar, nunca satisfechos de sondear el mundo que nos rodea para tratar de
comprender sus razones y sus mecanismos, para entender la estructura de las
cosas que observamos e incluso la de aquellas que no podemos ver directamente
Intentamos
hacer lo mismo con aquello que viaja por nuestra mente, fortalecidos con ese
rio de sensaciones que se suceden más o menos veloces en nuestra cabeza y que
llamamos conciencia
Excavamos
en la profundidad de la materia, viajamos con la fantasía en el vacío del
cosmos y en la inmensidad del tiempo y, curiosos, tocamos y enseguida violamos
al límite sutil entre la naturaleza inanimada y la vida biológica
Es
más fuerte que nosotros: el animal probablemente más curioso de la Tierra
observa y estudia con atención su ambiente y, en esta acción suya, lo modifica
inexorablemente
Y
comportándose de estas manera, se cambia incluso a sí mismo, en un proceso
circular implacable que se inició cuándo bajamos de los árboles y terminará
sólo cuando no existamos. La fuerza del hombre radica precisamente aquí, un
poder que se funda en una gran dote que le ha proporcionado la evolución. Una
combinación de curiosidad, de habilidad para construir instrumentos, para
evocar el universo hasta hacerlo bajar al interior de nuestra mente, para luego
transformar, cambiar, crear –probablemente destruyendo hipótesis y convicciones
y, en consecuencia, creando nuevas-
Conocer y saber, gracias a la ciencia
Todos
imaginamos en qué consiste este investigar, por lo menos teóricamente. Se
observan los fenómenos que nos interesan, tratando de formarse una primera idea
somera de cómo están las cosas. Cuando los conceptos iniciales toman forma y
pueden ser verbalizados se formula una hipótesis, es decir, una propuesta lo
más clara posible acerca de la naturaleza de los eventos que estamos
observando. Tal propuesta será objeto a su vez de una profunda reflexión y de
discusión entre la comunidad científica, hasta en tanto no asuma una apariencia
tan aceptable que no contenga contradicciones internas y no contraste demasiado
con todo aquello que se conozca en el momento. Llegados a ese punto, el marco
explicativo propuesto toma en nombre de “teoría”. El hombre observador –
investigador – científico ha inventado una infinidad de procedimientos y
artificios dirigidos a alcanzar sus objetivos cognoscitivos y que conciernen
tanto a la lógica como a las matemáticas
Sin
embargo, mientras estas disciplinas pueden vivir y desarrollarse sin necesidad
de algo más que no sea nuestra inteligencia, la edificación de las ciencias
naturales, que tienen como propósito la comprensión de todo cuanto nos rodea,
incluidos nosotros mismos, requiere aún algo más
En
efecto, hasta el siglo XVII este procedimiento parecía suficiente incluso para
las ciencias de la naturaleza, pero no necesariamente lo son. Para poder estar
razonablemente seguros de su credibilidad, y por tanto de su confiabilidad, es
necesario ponerlas a prueba, a la prueba de los hechos
De
esta manera entra en escena la experimentación o, dicho de otro modo, esa
secuencia de observaciones capaces de destruir una teoría incluso muy bella, o
bien sólo capaces de cuestionarla o, en ocasiones, corroborarla y hacerla
creíble. Se antojaría decir “confirmarla”, pero de sobra sabemos que a
cualquier confirmación será necesariamente provisional, nunca definitiva,
siempre verdadera hasta una futura prueba contraria
Las
ciencias naturales de hoy son ciencias experimentales. No obstante, si una
teoría no se confirma o, incluso, ha
demostrado estar equivocada, entonces se vuelve a empezar. Se modifica, se
planean y se llevan a cabo otros experimentos y se llega a nuevas conclusiones,
repitiendo el procedimiento hasta converger hacia una solución aceptable. Y de
esta manera, casi hasta el infinito, por lo menos hipotéticamente. El juego de
la ciencia, puesto que de un juego se trata, intelectual y material, es por
ello potencialmente infinito y, por supuesto, infinitamente atractivo
En
la escala de la existencia del Homo sapiens, hace muy poco tiempo que hemos definido
las reglas del juego de la comprensión del mundo, un juego tan serio que a los
espectadores les parece un trabajo. No así a los científicos
Las
reglas son necesariamente estrictas, puesto que no se puede ganar haciendo
trampas con los demás jugadores y con el árbitro: la naturaleza
La
diversión, empero, está garantizada y el premio llega finalmente, si bien suele
sobrevenir a costa de grandes sacrificios. Una nueva pieza revelada, un
indicio, probablemente una prueba, el pretexto para una ronda más, hasta el
final del partido
Jaque
mate
Como
en un juego de roles que se vuelve cada vez más serio y comprometedor a medida
que se va desenvolviendo, un juego que cambia todo lo que nos rodea e incluso a
nosotros mismos, pero no las reglas: estas no cambian desde hace cientos de
años. El poder de esta partida es inmenso: transformar la realidad, el mundo,
deseablemente para mejorar, para hacerlo cada vez más adecuado a nuestras
exigencias, para conocerlo en toda su profundidad y modificarlo una y otra vez,
incluso tal vez por el simple placer de hacerlo
A
menudo este juego no es del todo desinteresado: tiene el propósito de obtener,
en la medida de lo posible, resultados prácticos concretos, es decir,
aplicaciones tangibles de todo aquello que hemos aprendido. Muchos miran con
suficiencia el universo de las aplicaciones prácticas, como si la única cosa
importante fuera entender y desvelar, pero se equivocan, en la práctica y
también en la teoría. En la práctica es hasta demasiado obvio: nuestra vida
actual es casi en su totalidad hija de las innumerables aplicaciones de la
ciencia. Pero se trata de un error también en el plano teórico y cultural. En
efecto, en última instancia es únicamente el complejo de las aplicaciones en
función que descienden de una determinada teoría lo que representa la
confirmación más creíble de ésta. Y es éste probablemente el aspecto más
interesante del juego infinito de la ciencia: una aplicación tras otra, y, si
nada sale mal, la teoría se vuelve poco a poco más digna de atención
Paulatinamente
estas aplicaciones cambian nuestro modo de interactuar con él. Las aplicaciones
científicas modifican el mundo, por poco o mucho que sea, pero es también el
acto mismo de investigar lo que lo cambia, introduciendo en él novedades y
transformaciones de todo tipo
Lamentablemente,
la historia no acaba aquí
Se
observan enormes resistencias al modo de
proceder de la ciencia y una mal disimulada desconfianza hacia sus métodos y
conclusiones. Esto resulta verdaderamente una paradoja, porque nunca como ahora
la investigación científica ha sido fuerte y confiable. En todo el mundo
ÍNDICE:
Prefacio
Agradecimientos
1.
NO
SOLO OBSERVAR
2.
EL
HOMBRE SE APROPIA DEL MUNDO
3.
¿OBSERVAR
O MODIFICAR?
4.
NOSOTROS
Y LA CIENCIA QUE CAMBIA Y NOS CAMBIA
5.
EL
FUTURO Y LO DESCONOCIDO
DENTRO
Y FUERA DEL HOMBRE
DE LA FAMOSA COLECCIÓN
ENSAYO CIENTÍFICO
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
190
Páginas
En
formato de 11 por 17 por 1 cm
Pasta
blanda en color plastificado
Primera
edición 2022
ISBN
9786071677631
Autor
Antonio Ereditato y
Edoardo
Boncinelli
Editor
Fondo de Cultura Económico
FAVOR DE PREGUNTAR
POR EXISTENCIAS EN:
Correo
electrónico:
Celular:
6671-9857-65
Gracias
a Google por publicarnos
Quedamos a sus órdenes
=
= = = = = = =
No hay comentarios:
Publicar un comentario